Para grandes visionarios

En entornos como industrias, laboratorios, construcción y sectores sanitarios, es común encontrar peligros como impactos de partículas y fragmentos sólidos que, aunque pequeños, pueden causar daños severos a la visión y a la piel facial. Además, la proyección de productos químicos, como ácidos y disolventes, representa un riesgo serio de quemaduras e irritaciones.

La exposición a radiaciones nocivas, como la ultravioleta (UV) e infrarrojos, frecuentemente presentes en procesos como la soldadura, también pueden provocar lesiones oculares graves, afectando la córnea e incluso contribuyendo al desarrollo de cataratas. En ambientes que manejan agentes biológicos, como hospitales y laboratorios, los ojos y la cara están vulnerables a la contaminación por virus, bacterias y otros microorganismos, lo que puede llevar a infecciones serias.

Considerando los múltiples riesgos, la protección facial y ocular no es solo una recomendación, sino una exigencia para preservar la integridad física y la salud de los trabajadores. La elección del equipo correcto debe considerar el tipo e intensidad de los riesgos presentes, la comodidad para uso prolongado y el cumplimiento de las normas reguladoras vigentes.